Salud

Autoestima en la adolescencia


La autoestima puede considerarse como una coraza de protección del niño y del adolescente contra los retos o desafíos del entorno. Un ejemplo reciente de la importancia de la autoestima es la forma como el matoneo la afecta y disminuye, lo que puede conducir a problemas psicológicos en el joven.
Los niños y adolescentes que saben cuáles son sus fortalezas y debilidades, tienen una mejor capacidad para manejar los conflictos y rechazar o resistir las presiones negativas.
Por el contrario, quienes sienten que han perdido autoestima, no se valoran, se consideran que no son buenos, que son incapaces y se tornan pasivos, aislados o deprimidos. 
¿Qué es la autoestima?
Es la forma o manera como el individuo se valora o aprecia. La autoestima puede modificarse con el tiempo, pero se desarrolla en la infancia y continua en la adultez. El niño que no se siente amado, puede estar destinado a tener una autoestima baja. De la misma manera sucede si percibe que no se le considera capaz, es decir, que no tiene habilidades propias.
¿Cómo debe promoverse la autoestima?
Los padres deben promover la autoestima desde una edad temprana. Por ejemplo, todos estamos expuestos a fallar, pero debemos aprender a perseverar hasta lograr el éxito. Allí juegan un papel importante los padres, quienes han de impulsar a sus hijos a no darse por vencidos y superar cualquier dificultad. 
¿Cómo se reconoce una autoestima saludable y una no saludable?
El niño que tiene una autoestima baja asume actitudes pesimistas y presupone que va a fallar. No es inusual escucharle decir “no soy capaz”, “no puedo”, “soy un estúpido” y frases similares que implican una actitud negativa sobre sus habilidades, lo cual conduce a situaciones de estrés y desanimación consigo mismo.
Por el contrario, un niño con un buen nivel de autoestima se siente cómodo en cualquier ambiente y sabe relacionarse con sus compañeros. Si hay un reto o desafío, en lugar de declararse por vencido, encuentra soluciones, vuelve a la carga y no busca disculparse atacando a los demás. En otras palabras, aquél (el de baja autoestima) es pesimista y el de buena autoestima es optimista.
¿Cuál es el papel de los padres en el desarrollo de la estima y cómo pueden ayudar?

  • Tener cuidado en la expresión de juicios de valor. Si el niño perdió un evento deportivo, en lugar de reafirmar la derrota y decir que será mejor la próxima vez, la manera apropiada de hacerlo, es elogiando su desempeño a pesar de los resultados. Y si hubo un triunfo deportivo, escolar o de otro tipo, no escatimar los elogios. 
  • Ofrecerle al niño un modelo positivo. Los padres deben ser positivos y optimistas cuando se comuniquen, colocando al menor metas alcanzables que ellos mismos puedan lograr. Es importante encargarle tareas que pueda cumplir y hacerle ver que las ha hecho bien. 
  • Identificar los factores negativos. Cuando el niño tienda a enfatizar la negatividad de ciertos factores tales como atracción física, perfección, habilidad o capacidad; los padres deben estar atentos a reconocer la negatividad de esos factores y darles la vuelta, haciéndole ver al niño que en realidad es atractivo y capaz. De la misma manera en el desempeño escolar, si hay una falla, se debe enfatizar en la capacidad de mejorar con mayor empeño en diferentes áreas a aquella en la cual falló.
  •  Expresar afecto de diferentes formas. Es importante crear un ambiente afectuoso en el hogar y buscar espacios en los que los niños puedan brindar su opinión y se les preste la debida atención.
  • Motivar a los niños a involucrarse en actividades creativas. Esto ayudará a que refuercen la motivación y positividad.

Producido por Editorial Maldonado.