Salud

Manejo de berrinches en los niños


A todos los padres en algún momento les ha tocado lidiar con el berrinche de un hijo ya sea en forma de llanto inconsolable, golpes, patadas, contención de la respiración, etc. Saberlo identificar y saber cómo manejarlo harán la diferencia entre un niño demandante, impaciente y grosero, frente al niño que es capaz de tolerar la frustración, es tranquilo y respetuoso. 

¿Son los berrinches normales y a qué edad se presentan?

No todo llanto es berrinche y hay que saber diferenciar. Los recién nacidos no hacen berrinches y su llanto se debe siempre a una causa puntual ya sea el querer dormir, la necesidad de cambio de pañal, hambre, irritabilidad por alguna enfermedad, entre otras; por lo tanto, tratar de corregir los berrinches a esta edad es una tarea infructuosa. Entre el primer año de vida y los cuatro años es común que se produzcan los berrinches reales ya que es la etapa en que los niños están tratando de encontrar una comunicación efectiva. La mayoría de los niños a estas edades tendrán una o más rabietas a la semana para descargar frustraciones y protestar por la falta de control, lo cual es normal, pero si las rabietas se vuelven repetitivas se convierten en un problema y los padres deben buscar lo que las causa y encontrar la manera de detenerlas. 

¿Qué puede desencadenar un berrinche?

Algunos niños son más propensos que otros a hacer berrinches, por ejemplo, los que son hiperactivos, intensos, de mal humor o los que no se adaptan fácilmente a los cambios del entorno. Si a estos caracteres se les añade fatiga o rabia, la tolerancia disminuye y el berrinche se desencadena. 

Cómo parar un berrinche?

La forma más fácil y la menos indicada de terminar con un berrinche es darle gusto al niño en todo lo que quiere. Si optas por esta opción debes ser consciente de que estás estimulando en tu hijo una conducta errónea para conseguir lo que quiere. 

Lo primero que debes hacer ante un berrinche es mantener la calma y controlar tu propio temperamento. No te debes poner en la misma situación que tu hijo, es decir, si el niño empieza a gritar furioso tu respuesta no puede ser la misma. 

Toma aire, controla tus emociones y disciplina a tu hijo con calma, pero de una manera firme haciéndole entender que los berrinches no son un comportamiento adecuado. Si aun así el niño no se calma, no debes ceder. Una vez que el niño note que su comportamiento no está obteniendo ninguna respuesta por parte tuya, se va a cansar y va a dejar de gritar. 

Si tu hijo está molesto, inconsolable y ha perdido el control, abrázalo fuertemente para calmarlo. Dile que lo amas pero que no vas a darle lo que está pidiendo. Si aun así no mejora, aléjalo de la situación y dale un tiempo de espera solo (uno o dos minutos) para que se calme. 

Cómo prevenir los berrinches

  • Trata de mantener una rutina lo más consistente posible y dale a tu hijo un tiempo de 5 minutos antes de cambiar de una actividad a otra. 
  • No subestimes la capacidad de entendimiento de tu hijo, comunícate con él y explícale en términos sencillos porque no accedes a darle lo que quiere. 
  • Mantén a tu niño ocupado con un juguete o con comida, mientras haces alguna diligencia. 
  • Asegúrate de que tu hijo esté bien dormido y alimentado antes de dejarlo con otra persona o en el jardín.
  • No dejes a la vista tentaciones como barras de chocolate, caramelos o cosas que tienes limitadas para tu hijo. 
  • Dale a tu hijo un poco de control. Deja que tu niño elija qué libro llevar en el carro o si quiere mantequilla, mermelada o miel en el pan del desayuno. 
  • En cosas pequeñas, cede un poco. Por ejemplo, qué es mejor un berrinche de treinta minutos o que vea diez minutos más de televisión. 
  • Distrae al niño. Si empiezas a observar que la cara de tu hijo comienza a arrugarse y enrojecer, abre un libro o llévalo a dar un paseo al parque. 
  • Enseña a tu hijo otras maneras de enfrentar la frustración, por ejemplo, a través de las palabras.

Cada vez que tu hijo se controle durante un berrinche felicita el logro y dile lo bien que hizo controlando su temperamento. No lo olvides, una buena educación depende de padres asertivos, tranquilos y no permisivos. 

Producido por Editorial Maldonado