Salud

Tips para prestar primeros auxilios emocionales


Todos estamos expuestos a sufrir en cualquier e inesperado momento situaciones difíciles que nos afectan emocionalmente. 

Es en esos momentos cuando requerimos de “primeros auxilios emocionales” propios u ofrecidos por otros para no caer en un precipicio emocional y recuperarnos cuanto antes. 

En cuanto a nuestros propios recursos hay elementos de incertidumbre en los cuales también es útil el apoyo prestado por quienes nos conocen y pueden brindar sugerencias para la superación.

¿Cómo puede otra persona ayudar?

En primer lugar, la persona afligida debe saber que cuenta con la otra y ésta a su vez de manera discreta debe preguntar ¿qué puedo hacer por ti?  Esa simple actitud marca el inicio del apoyo y no se interpreta como intromisión o curiosidad.

No es aconsejable, así haya una buena intención de ayudar, “contar tu propia historia” pero sí es adecuado, dentro del margen permisible, hacer preguntas abiertas que permitan medir la dimensión del problema, cómo era la situación antes, cómo es ahora y la intensidad del dolor.

Para poder prestar apoyo, quien lo ofrece debe saber escuchar y dar oportunidad de que la persona en estado de estrés o pena se desahogue. Sin embargo, en muchos casos las palabras no surgen y los gestos expresan el sufrimiento. La persona afligida puede demostrar su dolor llorando y es allí cuando otro gesto, un simple abrazo, por ejemplo, expresa la comprensión, solidaridad y apoyo. 

Debe reconocerse que la persona con el sufrimiento puede conservar su intimidad y estar a solas. Ello debe respetarse, dando espacio para una recuperación que puede ser más lenta. El momento llegará cuando se abra y esté más dispuesta a una ayuda dinámica.

Pero si se ha logrado medir el tipo y dimensión del dolor, es oportuno comenzar a ofrecer posibles soluciones, estableciendo metas a corto plazo y manteniendo el contacto para poder hacer un seguimiento a la evolución de la pena o sufrimiento y al efecto potencial de las soluciones sugeridas.

La ayuda externa puede ser la de un familiar, un amigo o un profesional, aunque los “primeros auxilios” usualmente provienen de alguien cercano porque la ayuda profesional toma un tiempo conseguirla.

¿Qué debe hacer la persona afligida?

Ante una tragedia es un error aislarse, sobre todo de los seres queridos.

Los impactos emocionales afectan el cuerpo y el alma, hay medidas que pueden ayudar a superar la desorientación, enfado o confusión que se sufre, como sentarse con firmeza y hacer presión, tensionando los músculos y haciendo movimientos o dando pequeños golpes con las extremidades. Ello alivia la tensión.

Es necesario “trabajar” para que el dolor emocional no progrese, interceptar y desviar los pensamientos negativos con distracciones positivas. Es también el momento de vigilar y proteger la autoestima y lograr la fortaleza para recuperarse. 

Las derrotas duelen, pero no hay que dejar que el dolor se agrave o la situación va a empeorar y no a mejorar. No hay que dejarse obsesionar por la pérdida, hay que dejar de lado esos pensamientos obsesivos, concentrarse, con ayuda si es necesario, en los caminos de la recuperación.

Es un error culparse de la pérdida o fracaso. Más bien, encontrar explicaciones que indiquen lo que debe hacerse para que la próxima vez no suceda.

Una situación emocional complicada es tan dolorosa como el dolor causado por una herida, pero como con ésta lo primero que hay que hacer es aplicar rápidamente medidas que alivien el dolor y luego recurrir a tratamientos más intensos conducentes a la recuperación.


Producido por Editorial Maldonado